Era tarde, ya llevaban un rato colgados del teléfono. Pero de pronto hubo un momento de silencio donde ella dijo:
- Gracias por todo.
+ ¿Por qué?- respondió él sorprendido.
- Por demostrarme que no todos respondéis al significado de cabrones. Y que realmente hay algunos que si valéis la pena, aunque seáis los menos. – Aun así ella no puedo evitar que las lágrimas le corriesen por la mejilla por no poder contener la tristeza de saber que lo suyo no puede ser.
+ Eii ¿estás llorando?- le pregunto extrañado y al mismo tiempo con las mismas ganas de llorar que ella.
- No… bueno… un poco. Sí. Lo siento, no lo he podido evitar. Es que aun no me puedo creer que las cosas sean así y que tenga que decir que no a lo que tanto tiempo llevo buscando y por suerte por fin encontré. Y que por culpa de la distancia no puedo disfrutar.
+ Ya… sé que es complicado de entender. Pero, ¿sabes qué?
- ¿Qué?
+ Aun siendo como son las cosas, quiero que sepas que eres una chica muy especial y que si nuestro destino es estar juntos, tarde o temprano lo estaremos. No lo dudes.
- No lo dudo…
Piiiiiiiiiiiiiii… el teléfono de ella se quedo sin batería, sin poderse despedir de él como habría querido. Sin poder evitarlo dijo en un susurro: Te echo de menos, te quiero. Y de nuevo esas lágrimas llenas de amargura y tristeza volvieron a aparecer en su rostro. Se tumbo en la cama, y se quedó dormida pensando en él. Al igual que todas las noches desde que lo había conocido.
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