martes, 2 de agosto de 2011

Era tarde, ya llevaban un rato colgados del teléfono. Pero de pronto hubo un momento de silencio donde ella dijo:

- Gracias por todo.

+  ¿Por qué?- respondió él sorprendido.

- Por demostrarme que no todos respondéis al significado de cabrones. Y que realmente hay algunos que si valéis la pena, aunque seáis los menos. – Aun así ella no puedo evitar que las lágrimas le corriesen por la mejilla por no poder contener la tristeza de saber que lo suyo no puede ser.

+ Eii ¿estás llorando?- le pregunto extrañado y al mismo tiempo con las mismas ganas de llorar que ella.

- No… bueno… un poco. Sí. Lo siento, no lo he podido evitar. Es que aun no me puedo creer que las cosas sean así y que tenga que decir que no a lo que tanto tiempo llevo buscando y por suerte por fin encontré. Y que por culpa de la distancia no puedo disfrutar.

+ Ya… sé que es complicado de entender. Pero, ¿sabes qué?

- ¿Qué?

+ Aun siendo como son las cosas, quiero que sepas que eres una chica muy especial y que si nuestro destino es estar juntos, tarde o temprano lo estaremos. No lo dudes.

- No lo dudo…


Piiiiiiiiiiiiiii… el teléfono de ella se quedo sin batería, sin poderse despedir de él como habría querido. Sin poder evitarlo dijo en un susurro: Te echo de menos, te quiero. Y de nuevo esas lágrimas llenas de amargura y tristeza volvieron a aparecer en su rostro. Se tumbo en la cama, y se quedó dormida pensando en él. Al igual que todas las noches desde que lo había conocido.

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