jueves, 29 de diciembre de 2011

Hay días que aunque todo a tu alrededor sea, dentro de lo posible, perfecto. Lo único que te apetece es llorar. Hoy, es uno de esos días para mí. No me puedo quejar de nada, tengo a la persona que siempre quise a mi lado, a mis amigos de siempre junto a mí, a mi familia... Pero aun así, me siento débil, y creo que ya se el porqué. El miedo a que todo lo que está a mí alrededor se desmorone y se caiga sin previo aviso, me supera. Hace que el pánico se instale en mi pecho y me haga una presión casi inaguantable. Pero, ¿qué puedo hacer? Nada, solamente luchar por lo que tengo a mi lado y evitar que él, ellas y ellos se vayan .




Mi miedo a que desaparezcas aumenta por momentos, te quiero siempre aquí.

domingo, 18 de diciembre de 2011

 En una noche fría y lluviosa de diciembre, tú eres el único capaz de quitarme la humedad de los huesos con una simple caricia y de hacer que se instale mi propio verano, más bien nuestro propio verano, a nuestro alrededor.  Haces que llore interiormente de felicidad cada  vez que estoy contigo, y reconozco que este camino es un camino de rosas y bastante lleno de espinas.  Pero, ¿sabes qué?  Me da igual, supongo que por ti sería capaz de hacer más cosas de las que me imagino.
El sabor de tus besos en mis labios hacen que todas mis nubes oscuras y negras desaparezcan de encima de mi cabeza.


lunes, 12 de diciembre de 2011

Desde que llegaste me vaciaste el corazón de melancolía y me lo llenaste de cariño, bueno más bien me rellenaste el corazón con el cariño que te llevaste en algún otro tiempo e hiciste desaparecer la melancolía que habías instalado. Pero contigo también, llegó un sufrimiento nuevo: el de perder  algo que durante tanto tiempo llevo queriendo y que por fin tengo. El dolor de que alguien al que quieres te parta el corazón (de nuevo).

Lo reconozco, me vuelves sumamente loca, pero ten muy claro una cosa, hoy sí pero mañana, mañana ya se verá.

jueves, 1 de diciembre de 2011

+ Tengo mariposas en el estómago cuando pienso en él. Mis amigas se han hartado de escuchar su nombre a todas horas. Cada vez que me habla, me sale esa sonrisilla inocente de niña de quince años. Me pongo nerviosa y me duele el estómago cuando sé que lo voy a ver. No sé qué me pasa, pero me da miedo…

- Es lógico que te dé miedo, pero tranquila no eres la única que está así.

+ Pero es que… no entiendo el porqué.

- Yo sí, te lo explicaré fácilmente. Está clarísimo que lo que tú tienes es un principio de enamoramiento, como lo tienen millones de personas en  el mundo.

+ ¿Qué? ¿Y cuál es la medicina contra eso?

- Dejarte llevar pero no te puedo asegurar que te quité el dolor al final, lo siento.

+ Pero, ¿por qué?

- Eso no depende de la medicina que utilices contra el amor. Solo depende de ti y de él, de vosotros.