Adiós venda. Bienvenida realidad. Por fin, la venda y tú os fuisteis juntos. Ya no soy ni ciega ni sorda y mucho menos muda. Tú tomaste tu propia decisión y yo como una imbécil no supe pillar la indirecta. Se acabó la inocencia y los rompederos de cabeza, siempre acompañados de remordimientos de conciencia, como no. No sé como pude ser tan ingenua. Bueno ingenua es demasiado sutil, me acerco más a rematadamente imbécil.
Hasta ahora, te dije: adiós, hasta pronto, hasta luego. Ahora te digo:
Que te den.
No hay comentarios:
Publicar un comentario