viernes, 10 de junio de 2011

No pretendo nada. Hace mucho tiempo que deje de hacerlo. No quiero nada de ti, ya me acostumbre a no darte importancia, a que seas un cero a la izquierda en mi  número particular, a que seas lo más nada que puedas de mi todo. Y sobre todo a no echarte de menos, eso intento ahora. Cada día me levanto pensando que quizás ese será el día, el día en el que cuando escucho tu nombre el corazón no me dé un vuelco, cuando te veo no quiera saltar a tus brazos, cuando te saludo con dos besos de cortesía, darte un tercero pero porque quiero no por cortesía y que cuando te miro a los ojos no puedas ver lo que realmente siento. Pero supongo que estamos hablando de algo extraordinario en mi vida últimamente,  ya no se vivir sin echarte un poquito de menos  y  no entiendo el porqué. Porque yo  no diría que te quiero, ya no, creo, pero digamos que eres necesario en mi vida, me llega con solamente mirarte,  que me dediques una sonrisa y que yo sea la razón de ella  y un pequeño abrazo dado con todas tus fuerzas. Con eso ya sería feliz y por suerte ya no te echaría de menos (tanto).  Digamos que he llegado a un extremo en el que suena un poco patético , pero ya me llega con lo mínimo. Mejor, porque mi adicción por ti, tiene que ir disminuyendo poquito a poco y este es el primer paso de un largo camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario