domingo, 10 de abril de 2011

Tan simple como tú.

Él se fue corriendo hacia casa de ella  y llamó a su puerta. Ella le abrió pensando que era otra persona.

- Tú… pero ¿qué haces aquí?

+ Si me escuchas te lo agradecería, será solo cuestión de dos minutos.

- ¿Otra vez? ¿Otra vez me contarás un precioso cuento, verdad? Pero cuando aparezca ella y te diga ven, tú dirás vale. Y ¿yo?  Yo nada, me dejarás tirada como siempre. Y no estoy dispuesta a que me hagas daño otra vez, me niego. Así que sal por dónde has venido y olvídame que es justamente lo que llevo intentando yo desde que tú te fuiste.

+ Espera. Tienes razón en todo lo que me has dicho pero escúchame por favor…

- ¿Para qué? Porque sea como sea yo nunca seré ella, así que vete. Lucha por lo que sientas por ella y húndete tú solo en tu propia mierda pero ni se te curra hundirme otra vez contigo, porque te recuerdo que ya lo hiciste una vez.- le dijo gritando. 

A continuación le cerró la puerta en las narices, pero él puso en pie y le dijo en un susurro:

+ ¿Sabes? Mentiría si dijese que no puedo vivir sin ti, que eres como el sol que ilumina mi vida, que tú eres la única que me importa…

- Pues por eso sin mi puedes vivir pero sin ella no, así que corre a por ella.

+ Te equivocas, sin ella también puedo vivir. Además se da la casualidad que sin ella QUIERO vivir, pero sin ti NO quiero.

- ¿Qué?- lo miro sorprendida, y ya sin hacer presión en la puerta.

+Que te quiero y eso no lo cambia ni ella ni nadie. Además hay diferencias entre tú y ella: Ella es mi pasado y mentiría si te dijera que no es mi presente, pero se da la casualidad que no quiero que sea mi futuro. Y tú no eres mi pasado pero si eres mi presente y en mi futuro solo te quiero a ti.

Ella se tiró a sus brazos y cuando lo beso supo que no existiría más la otra en el corazón de él. Y en su mundo solo pasó a haber una única mujer: Ella

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