domingo, 17 de abril de 2011

Te Quiero.

Te lo podría decir gritando, tarareando, cantando, deletreando, bailando, corriendo, saltando  y de mil maneras más. Pero yo me puede definir por ser la persona más rara que te puedes cruzar en la calle. Y ¿sabes cómo me gustaría decírtelo?  Me gustaría susurrártelo al oído, en mi cama, para que fuera un secreto entre tú y yo (da igual, al mundo que le jodan). Si,  mientras hacemos el amor como dos posesos, mientras nos amamos como dos enamorados, mientras perdemos la poca cordura que nos queda al querernos.  Sería el momento perfecto. Porque antes ya era perfecto y especial el decirle Te Quiero a alguien. Pero hoy en día un te quiero ya no es nada. Y es que nadie se da cuenta: que el caso no es decirlo sino sentirlo con todas sus virtudes (cariño, ternura, alegría…) y contradicciones (dolor, lágrimas, miedo…). Que querer puede ser lo más bonito de este mundo o lo más doloroso. Pero yo, el querer, no lo cambiaría por nada del mundo. Porque quien no quiere no siente. Y quién no siente, no vive. Y yo si estoy aquí, es para vivir al 100%. Así que lo siento, pero me ha tocado QUERERTE.

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