Eran las seis de la mañana. Ella salió corriendo de su pesadilla y cogió un taxi.
- No sé. ¿Me podría llevar a la luna?
- No, lo siento solo hacemos viajes terrestres.
- Entonces, lléveme a mi casa. Gracias.
El taxi arranco. Ella se perdió mirando por la ventana todas las luces de madrugada. Pensó en lo bonita que era la ciudad. Y cuanta ilusión desprendía a esas horas. Pero al momento miró al cielo y dijo:
- Más ilusión desprende la luna. Todo una pena que no me puedan llevar allí.
Estúpida ingenua. Claro que la llevaran a la luna, pero ella aún no lo sabe. El amor, el verdadero amor, la llevará a la luna en el momento menos pensado. Por ejemplo, ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario