sábado, 12 de marzo de 2011

Instinto.

Siempre creyó que entre ellos dos existía algo distinto. Era algo especial, algo explosivo. Se querían en la distancia porque juntos, juntos se hacían daño. Sentían la necesidad de hablar, de besarse, de abrazarse, de mirarse pero no de comprometerse. Comprometerse lo fastidiaba todo.  Comprometerse los alejaba. A ella, ese hecho, le hacía temblar y le provocaba  inseguridad. Le hacía sentir dudas de si lo quería o simplemente era un mero capricho, aun sin ella ser nunca caprichosa. Si, ella se podía dejar llevar por impulsos aunque éstos le complicasen la vida y no fueran correctos, pero esos impulsos eran provocados por sentimientos puros no antojos. Era ese amor loco que ni con él ni sin él. Porque su gran problema es que raramente usaba la razón, en temas amorosos. Quizás una de las cosas que tendrá que cambiar en un futuro no muy lejano. No por nada en especial, solamente por su propio bien, utilizar más la razón y menos el corazón. Complicado al hablar sobre el amor.

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